Testigo de cargo
V i ciudades desoladas, como arrasadas por seculares guerras, mientras vientos de odio recorrían sus calles y el miedo erigía su reino a plena luz del mediodía Vi a niños guaraníes envejecidos frente a una descolorida bandera mientras una patria avara les robaba su niñez Vi los últimos días de una utopía traicionada en una Praga que abría los brazos a Benetton y Mc Donald confundiéndolas con la felicidad Vi a mujeres desoladas esperando el regreso de sus hombres extraviados en una mina, la zafra argentina o los laberintos del alcohol Vi a indios mayas descendiendo desde las montañas del Peten y cómo entre las brumas del amanecer parecían ser solo sombras Vi al Zambo Cavero amanecido entre fraternales piscos en el Callao y comprendí que la música es vital para continuar viviendo Vi a los pescadores del Pilcomayo sorprendidos por el amanecer regresando con las manos vacías al triste rancherío Vi a niños furtivos encontrando calor e